Iba cayendo desde el autobús en marcha. Oyó que los demás pasajeros gritaban. Pedían que se detuviera el vehículo. Muchos gritos, el no alcanzó a oír los propios, los apagó la estridencia con que se detuvo la marcha de la micro, vio bajar a varios pasajeros, pero no pudo escuchar sus comentarios. A través de los audífonos de su personal stereo, sintonizado en la emisora de las noticias en el momento mismo en que ocurren, le alcanzó el rumor del accidente y de su muerte instantánea.
lunes, 5 de octubre de 2009
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